sábado, 2 de enero de 2010

Requiem para la decada de neon

Mucha gente escribió sobre el 2010, este es mi propio vomito sobre la metamorfosis de decada:


Veintitrés, treinta y cinco se lee en el cristal liquido. Se acerca la hora, dentro de poco va a morir, no le importa, esta feliz de ver terminada una etapa. Encinde un cigarrillo, la ventisca que se ha levantado complica la tarea, traga el humo y disfruta como el aire caprichoso lo golpea en la cara, acaricia el momento.
El olor a cristales de tiempo y pólvora se dejan sentir en el aire, hay cierto dejo de nostalgia en eso, se la huele tormenta.

La soledad de las calles es fantástica, un mundo después del desastre nuclear. Una terraza anónima es el mejor lugar para presenciar la escena. Su cigarrillo se consumió y buscó otro en el paquete, estaba vacío, se encargó de abollarlo y hacerlo a un lado, decidió que era mejor sentarse y resguardado bajo la bóveda nocturna repasar sus recuerdos. Dios, si tenia recuerdos! Vio a una niña aprender a andar en bicicleta, escucho una sinfonía desde el momento antes de ser compuesta y vio sueños crecer y romperse, para volver a resurgir en un ciclo infinito. Era un aleph incompleto y sin embargo tan vasto como el mismo.

Le causaba algo de dolor alejarse, pero entendía bien que era por el progreso, él significo progreso en una época, él significo un cambio radical, la llegada de una nueva era. Conocía bien su destino y en una breve mirada hacia atras no podía ignorar la cantidad de buenos momentos de los que fue testigo, hubieron tropiezos, pero que generación no los tuvo? Fue la cabeza de tantos proyectos y de la llegada de muchas voces, era un grupo bastante soberbio y a la vez inocente, los deja ahora algo mas maduros y en una nueva puerta hacia el futuro.

Una ultima bocanada de aire, el reloj deja sonar su alarma, han llegado para buscarlo. Con un ultimo esfuerzo se da el lujo de parar el tiempo, ve fluir la sustancia de la que esta hecha la eternidad, los segundos pasan, pero el tiempo se detuvo para él, solo quiere observar su funeral de pólvora y fuego con una sonrisa dibujada en su ya viejo rostro.