jueves, 4 de febrero de 2010

Metamorfosis de realidades

Era una noche fría, todas las historias deberían empezar con una noche fría, su tercer día en ese lugar. Vagaba calle abajo en busca de algún sentido, se sentía extraño, era un extraño. Estaba muy lejos de casa.
Ya no era un niño, pero el no lo sabia aun, buscaba realidad pero solo veía personajes que parecían salidos de películas. Caminaba en dirección al centro, no había demasiada gente, no la cantidad que el esperaba, la ciudad en su magia era suya y de un pequeño numero de extraños que al igual que él buscaban aventura.

Repasaba un sueño intenso que nunca podría recordar, mientras caminaba y buscaba luciérnagas. Le habían dicho que las luciérnagas solo los bohemios las ven, temía no poder volver a ver una.
En su cerebro había algo de niebla, no podía pensar con claridad, embriagado de libertad decidió que era hora de poner alcohol en su sistema. Recorrió ahora las calles en busca de un lugar diferente a todos los que haya visto, la noche era sagrada para el, como para el ejercito de vampiros en busca de resguardo de la luz del sol que hace del día un mundo demasiado duro, donde su luminosidad alumbra con la realidad que golpea el rostro y deja al sonido seco de los huesos acomodándose escucharse a una cuadra de distancia.

La noche le había dicho al oído que la realidad ya no era necesaria y ahora buscara magia bajo su bóveda. Acepto sin mayor oposición esta orden y se topo con una puerta iluminada en neón fucsia y amarillo, no era una decoración extraordinaria pero se encontraba en una calle desierta, como si fuera un secreto escondido a viva voz y ese secreto lo llamaba. La puerta llevaba a unas escaleras iluminadas con luz negra donde se veían inscripciones hechas con una sustancia fosforescente, eran frases, contundentes golpes en la espina que llamaban a la rebelión, sin embargo sabia que jamas las recordaría, deseo tanto recordarlas mientras bajaba, pero unos escalones abajo ya habían quedado olvidadas y eclipsadas bajo la figura de un hombre de traje negro y con camisa y corbata haciendo una muralla azabache frente a su pecho, su sonrisa era desorbitante, invitaba a la lascivia de un mundo escondido para la mayoría de los mortales y sus ojos escondían ascuas que remataban tal invitación. Era el guardián de ese templo, pero no opuso resistencia a su entrada.

El interior estaba iluminado en dos colores que se cortaban entre si, el fondo oscuro y del que venia un sonido de gritos mezclados con ritmos hipnóticos, emanaba una luz violeta y al frente se encontraba un sector con sillones modernos ocupados por toda clase de personas, extraños seres venidos del espacio, que brillaban bajo una luz dorada mientras reían y consumían el cocktail de sus copas.

Se dirigió hacia la barra del sector dorado y vio una colección de botellas de un numero realmente impresionante, aunque no quería jugar con sabores nuevos, no estaba buscando eso. Le pidió al barman, un hombre alto de mirada taciturna, un shot de vodka, el hombre acerco la botella transparente y un pequeño vaso de cristal con el destilado en su interior. Toco el vidrio helado con la yema de los dedos y dejo deslizar el brebaje en su garganta, la sensación glacial dejo paso al calor del alcohol quemando su pecho. Se sintió tranquilo después de varios días, estaba en un limbo donde nada era real.
Con un gesto indico al barman que dejara la botella y se propuso fumarse un cigarrillo, tanteo su saco para descubrir que solo estaba la caja vacía, busco entre la multitud alguien con un pitillo encendido y su mirada se detuvo en una mujer de vestido blanco sentada al fondo de la barra, traía una faja negra que cortaba lo níveo de su atuendo. Tenia una mirada perdida y de asco al resto del mundo, llevaba el rímel corrido y una copa en su boca. Todo se detuvo en su mano, no pudo dejar de notar como el humo de su cigarro se levantaba en forma de escalera dentro del humeante club.

Se levanto y camino en dirección a ella, le pidió un cigarro y ella sin mucho animo le ofreció un parliament de su paquete, intento iniciar una charla casual pero ella rehuyo sin esfuerzo, por lo que entonces le explico el sentido de la vida y ella quedo muy impresionada por esto y aquello. Luego de unos instantes el veneno en sus venas empezó a hacer efecto y un nuevo mundo de tiempo mas espeso y feliz ensueño se hizo dueño de la nueva realidad. Sus bocas se chocaron en una danza húmeda de lenguas de fuego y labios resbaladizos.
Lo invito a su departamento a unas calles, que camino como flotando en una burbuja de jabón.
Sus cuerpos encontraron su forma original que los dioses separaron por la arrogancia de los hombres. Conocieron lo eterno y como todo lo eterno es efímero, el calor se apago con la llegada del sol.

Una vez mas en la calle disfruto del olor de la mañana y siguió camino hacia la nada.