miércoles, 27 de mayo de 2009

Untitled 1


Ice age coming, ice age coming
Throw me in the fire
Throw me in the fire
Throw me in the..

Eran cerca de las 3 y por la ventana solo se veía el clásico gris que caracterizaba el exterior desde hace ya tiempo, una nevada daba sus primeros indicios de aparecer.

Escuchaba el silencio, lo dejaba sonar. En el fondo sabia que la vería por ultima vez.

Las manos me dolían, el frío ya calaba los huesos, la calefacción se había convertido en un lujo bastante tiempo atrás. Sentí mi estomago rugir, la ración se había acabado esa mañana y había que esperar al próximo viernes a que pasara el escuadrón a repartirla nuevamente.

Nunca olvidare sus ojos, me miraba desde lo mas profundo de su alma, ya golpeada por tanto sufrimiento, pero aun pura e inocente.

Me alisté, sabia que debía estar en menos de media hora en camino, prepare el traje, estaba maltrecho pero no tenia otro, el gobierno solo repartió unos pocos en los días de caos y ya habían pasado 5 años desde la catástrofe. Lo revise minuciosamente, no podía dejar que el blanco enemigo, toxico y de aspecto virginal cruce esta barrera. La vista se me nublaba por el hambre, pero logre terminar la tarea.

Solo ella me incitaba a seguir moviéndome, ya nada importaba.

Termine de colocarme la mascara y emprendí viaje. La nieve hacia dificultoso el trabajo de mover las piernas, vi esas calles sin almas por ultima vez, si bien se apercibían frías y grises por la falta de sol desde hace tiempo guardaban algo en su esencia algo que las hacia cálidas y a su vez vomitaban un paisaje fétido, producto de tantos sueños abandonados en ellas y ahora en claro estado de putrefacción.

Sentí como la garganta se me cerraba y vi como ella dejaba caer una lágrima, todo en un silencio ensordecedor.

La vi a ella sentada en una banca, su rostro, aunque ahora pálido y algo taciturno guardaba el brillo de épocas pasadas. Vi como se le dibujaba una sonrisa detrás de su visor cuando me diviso, tanto la ame en ese instante. Lleno cada partícula de mi alma y aun permaneció en mi pecho por un rato luego de desaparecida.
Estreche mi cuerpo contra el suyo y ella con timidez me apretó entre su traje y vi con espanto como la mascara se desprendía de mi rostro, la fría imagen de mi alrededor se coloreo de un azul mas intenso del que la coloreaba con tintes dispersos desde hace ya un lustro, era el mismo paisaje que había precedido al rojo de las llamas y al calor sofocante de los primeros días.
Mis rodillas cayeron sobre el pavimento ahora agrietado por su falta de mantenimiento, no sentí dolor, pero me extrañó el percibir que estas se hundían en un liquido cálido que brotaba de su interior, lo sentí recorrer mis pulmones, sentí como se apoderaba de mi, matándome poco a poco, esparciendo una nube purulenta a su paso.

Con resignación me dedique a mirarlos, seguían tan puros como el primer día, pero algo mas húmedos y vi como algo se rompía.

Esa tarde percibí el gusto a frambuesa de la muerte.

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